Autor: Josu Galarza
Científicos de todo el mundo han colaborado en un estudio genético que busca identificar pequeños cambios en el genoma que puedan estar relacionados con el desarrollo clínico y la edad de aparición de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob esporádica (sCJD).
Las enfermedades priónicas se clasifican como enfermedades raras debido a su baja incidencia en la población, afectando aproximadamente a 1-2 personas por millón al año. En cuanto a la etiología de estas afecciones, es decir, la causa de la enfermedad, se observa que la gran mayoría (cerca del 90% de los casos) carecen de un origen evidente; no son infecciones adquiridas ni están asociadas a mutaciones genéticas conocidas. Se las denomina esporádicas por la frecuencia de su aparición, pero también idiopáticas por su origen desconocido, y hasta ahora, imposibles de predecir.
Considerando estos datos, un grupo internacional de científicos ha decidido profundizar en el genoma de los pacientes con sCJD en busca de variaciones genéticas, comúnmente conocidas como mutaciones, aunque este término no es el preferido en la comunidad científica debido a sus connotaciones. Concretamente, la investigación se ha centrado en buscar pequeños cambios genéticos que influyan en la edad de aparición de los primeros síntomas de esta enfermedad y en la duración del desarrollo clínico hasta el fallecimiento del paciente.
Los resultados de este trabajo confirman los hallazgos de estudios anteriores. Los autores afirman que el aminoácido en la posición 129 de la proteína priónica parece ser de especial importancia en el desarrollo de los síntomas. Además, se han identificado otros 52 aminoácidos que pueden encontrarse alterados y podrían influir en este aspecto, aunque con menor relevancia que el aminoácido 129. Por otra parte, no se han encontrado relaciones sólidas entre estas pequeñas variaciones y la edad de aparición de sCJD. No obstante, se describe el leve impacto del gen HS6ST3 como modulador de la aparición de la enfermedad. Este gen se encarga de añadir cargas negativas a ciertos macroazúcares que componen la matriz extracelular del cerebro, es decir, la «malla» que forma el relleno entre neuronas. Aunque débil, esta detección de HS6ST3 como modulador de la aparición de la enfermedad parece de especial interés, ya que numerosos artículos científicos destacan la importancia de las moléculas con cargas negativas en la inducción del plegamiento anómalo de la proteína priónica.
Por último, los investigadores analizaron los genes que regulan la expresión de la proteína priónica, lo que se traduce en una mayor o menor cantidad de esta proteína en el cerebro. No se han encontrado relaciones entre los genes que regulan la cantidad de proteína priónica y la edad de aparición o la duración clínica de la enfermedad. Sin embargo, los autores subrayan la utilidad potencial de las terapias que reducen la cantidad de esta proteína, como se ha demostrado en modelos animales.
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