Autor: Jorge Moreno

Las enfermedades priónicas, o Encefalopatías Espongiformes Transmisibles (EET) se podrían definir como un grupo de enfermedades neurodegenerativas relacionadas con el malplegamiento y propagación de la proteína priónica endógena por el sistema nervioso central. Esta proteína malplegada, además de propagarse sin control por el encéfalo del paciente, es altamente neurotóxica, lo que provoca la muerte neuronal y, con el tiempo, el desarrollo de diferentes síntomas en los pacientes. Sin embargo, en la última década la definición de enfermedades priónicas se ha expandido para englobar a otras enfermedades neurodegenerativas mucho más comunes y conocidas, como la enfermedad de Alzheimer o el párkinson, entre otros. Estas enfermedades se engloban en el conocido como grupo de enfermedades prion-like (del inglés, parecidas a priones). Se denominan de esta forma porque no existe relación directa entre estas enfermedades y la proteína priónica responsable de las EET, pero sí presentan una etiología muy parecida a estas, aunque con otras proteínas endógenas implicadas. Diferentes estudios han demostrado la clara relación entre el malplegamiento, agregación y propagación de la proteína Aβ y Tau con la enfermedad de Alzheimer y de la proteína α-sinucleína con la enfermedad de Parkinson. Se ha podido observar en diferentes modelos animales cómo estas proteínas se pueden malplegar y propagar por el encéfalo y se han observado, en estado malplegado, en el encéfalo de pacientes afectados de estas enfermedades. La relación entre la presencia de estas y la muerte neuronal no está tan clara, aunque diferentes investigaciones apuntan en esta dirección.

Sin embargo, cada día más enfermedades neurodegenerativas se van uniendo al grupo de las enfermedades prion-like. Un estudio publicado en junio de este año ha demostrado cómo agregados de la proteína FUS (Fused in Sarcoma) malplegada, una proteína que normalmente se encuentra en el núcleo donde ejerce su función de reparación del DNA, provocaron la agregación de la proteína FUS sana fuera del núcleo celular en un proceso de propagación muy parecido al que ocurre con la proteína priónica. Estos agregados ya se habían relacionado antes con la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), pero todavía no se había podido demostrar su relación directa. En este trabajo publicado por la doctora Vázquez-Sánchez y colaboradores, los agregados de FUS malplegada generados in vitro y luego inoculados en un modelo animal que expresa la proteína FUS humana han provocado no solo la presencia de agregados de FUS en el cerebro de estos animales, como ocurre en los pacientes de ELA, sino que también ha acelerado la aparición de signos relacionados con la enfermedad. Es decir, que al igual que ocurre con las enfermedades priónicas, en la ELA, la aparición de agregados de FUS y su propagación a través del sistema nervioso central podría ser un proceso clave en el desarrollo de la enfermedad y detener esta propagación podría tener una enorme importancia para una futura terapia de la misma.

Tomando en conjunto toda esta información, es importante reivindicar la importancia de las enfermedades priónicas dentro de las enfermedades neurodegenerativas en general. No solo las nombradas previamente, sino también otras como la demencia frontotemporal, la demencia asociada a cuerpos de Lewy y otras demencias asociadas a la edad se están empezando a incluir en los últimos años dentro de las denominadas como prion-like. Esto supone un importante apoyo para las enfermedades priónicas, puesto que la investigación que se realiza en este campo ya no solo se aplica a estas enfermedades, sino que gran parte de este conocimiento puede utilizarse como apoyo en el estudio de las enfermedades prion-like, mucho más comunes dentro de la población. La misma relación ocurre en el sentido contrario, ampliando el horizonte de estudio de las enfermedades neurodegenerativas como un conjunto con procesos etiológicos muy relacionados entre sí.

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