Autor: Hasier Eraña.
Este mes de septiembre comenzó con esperanzadoras noticias para todos aquellos interesados en las enfermedades neurodegenerativas, gracias a los prometedores resultados obtenidos con un nuevo fármaco para el tratamiento del Alzheimer. El Aducanumab, desarrollado entre la empresa estadounidense Biogen y la Universidad de Zurich, ha demostrado reducir los depósitos o placas de proteína beta-amiloide y ralentizar el deterioro cognitivo en pacientes con un grado leve o en estadios tempranos de la enfermedad, según los ensayos preliminares en 165 afectados. Debido a los prometedores resultados iniciales, ya se han puesto en marcha estudios clínicos mayores, que involucrarán a 2000 pacientes de 300 hospitales y 20 países.
El estudio, publicado por la revista Nature, ha despertado el interés de investigadores que trabajan en diversas enfermedades neurodegenerativas debido al mecanismo de acción del Aducanumab. Se trata de un anticuerpo que reconoce específicamente y reduce los depósitos de proteína beta-amiloide que presentan en el cerebro los pacientes afectados por la enfermedad de Alzheimer. A pesar del desconocimiento sobre las causas de esta enfermedad, la aparición de depósitos de proteína es una característica común que precede a los síntomas más conocidos de la dolencia, como la pérdida de memoria. Por ello, la hipótesis amiloide propone que la toxicidad de la proteína beta-amiloide es la causa primaria de la muerte neuronal y por consiguiente, de la neurodegeneración. Aunque formados por proteínas distintas a la beta-amiloide, diversas enfermedades neurodegenerativas se caracterizan por la presencia de depósitos o placas de proteínas, como las encefalopatías espongiformes transmisibles (enfermedades priónicas), la enfermedad de Parkinson o la esclerosis lateral amniotrófica. Por tanto, el incipiente éxito del Aducanumab abre la vía para el desarrollo de anticuerpos que podrían tener efectos similares en pacientes afectados por esas otras enfermedades neurodegenerativas, caracterizadas por la presencia de depósitos de proteínas neurotóxicas. A pesar de que queda un largo camino por recorrer, terapias similares basadas en anticuerpos, junto con nuevos métodos de diagnóstico precoz, podrían suponer un avance significativo en el tratamiento de estas devastadoras enfermedades.
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